Por qué el desarrollo sostenible se construye sobre la calidad
Physikalisch-Technische Bundesanstalt (PTB)
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El mundo está lleno de color y energía. El ingenio humano ha sabido aprovechar esta vitalidad para construir cosas realmente asombrosas. También es este ingenio el que nos impulsa a estar continuamente innovando y creando, dando forma al futuro que habitaremos. No obstante, para que podamos progresar ante los desafíos (desde la energía renovable hasta la sanidad), necesitamos un sistema de mediciones coherente.
La metrología es un cimiento invisible para la calidad de vida. La ciencia de las mediciones establece y mantiene un marco común de definiciones que todos podemos utilizar. Conecta toda la actividad humana y está impulsada por un ciclo continuo de precisión que hace avanzar la ciencia y la tecnología. Recientemente, en 2019, los Estados miembros de la Convención del Metro revisaron el Sistema Internacional de Unidades (SI) para redefinir cuatro de las siete unidades base (el kilogramo, el amperio, el kelvin y el mol) en términos de constantes que describen el mundo natural. El kilogramo, por ejemplo, se define desde entonces en términos de la constante de Planck.
Somos el Physikalisch-Technische Bundesanstalt (PTB), el instituto nacional de metrología de Alemania. Desde agua limpia hasta energía fotovoltaica, siempre buscamos exactitud y precisión en las mediciones. En el marco del Ministerio federal alemán de Economía y Protección del Clima, prestamos servicios al sector público y a la industria en todo asunto relativo a mediciones confiables. Además, nos enorgullece haber desempeñado un papel clave en la cooperación al desarrollo durante los últimos 60 años. Junto con nuestros países socios, asesoramos a gobiernos, promovemos instituciones y apoyamos a las pequeñas y medianas empresas. Implementamos proyectos financiados por el Ministerio federal alemán de Cooperación Económica y Desarrollo.
Aunque gran parte de nuestra labor científica se basa en las unidades del SI y su difusión, nuestro trabajo en el ámbito de la cooperación al desarrollo abarca otras dimensiones. En este caso, nuestros empeños se centran principalmente en la medición y el desarrollo de una característica posiblemente más abstracta: la calidad.
Una infraestructura internacional de la calidad
Sabemos que la calidad se puede medir. Sus características son mensurables y pueden definirse claramente. Lo más importante, en nuestra opinión, es que la metrología se basa en la firme convicción de que la calidad es un bien público. No obstante, demostrar la conformidad de los productos y servicios con las especificaciones nacionales e internacionales requiere una red coherente, denominada infraestructura de la calidad.
Esta infraestructura de la calidad, reconocida internacionalmente, ayuda a proteger a los consumidores y al medio ambiente, a expandir la economía mundial, a combatir la pobreza y el desempleo y a mejorar el desempeño social. Pues, en la práctica, la calidad lo sustenta todo: desde las cantidades de llenado de productos preenvasados (como el atún o la pasta de dientes), hasta la protección de una competencia sana en el mercado abierto.
La infraestructura de la calidad se asienta en cinco pilares fundamentales: normalización, metrología, evaluación de la conformidad, acreditación y vigilancia del mercado. Al cumplir y adherirse a dicho marco de calidad universal, las organizaciones asumen su responsabilidad, independientemente de su tamaño, sector industrial y ubicación. Así, se fomenta una cultura de transparencia, claridad y confianza en el comercio internacional y en las colaboraciones intersectoriales. Lo mismo puede decirse de los países: una vez que desarrollen una infraestructura de la calidad funcional, mejor se podrán integrar en las cadenas de valor mundiales, impulsando así sus economías.
Definir la calidad, sin embargo, es una tarea imposible si no se tiene claro cómo medirla. Es de vital importancia que nos aseguremos de que las mediciones que todos utilizamos son precisas y lo más preparadas posible para el futuro, de modo que estén listas para adaptarse a los futuros avances de la ciencia y la tecnología.
De las mediciones a un impacto significativo
Nuestro trabajo en la cooperación internacional va más allá de la medición y la definición de la calidad. Nuestro objetivo es ofrecer beneficios tangibles y reales. Para que la metrología tenga un impacto verdaderamente significativo y duradero, debe entretejerse en la vida cotidiana de las personas. Por ejemplo, a medida que países desarrollados de todo el mundo tratan de orientar sus sistemas de transporte hacia los vehículos eléctricos, es esencial que las estaciones de recarga se revisen correctamente y con regularidad para que los consumidores puedan confiar en la exactitud de sus recargas. Al igual que los conductores tuvieron que ponerse de acuerdo sobre lo que representaba un litro o un galón de combustible, los propietarios de VE necesitarán saber exactamente cuánta energía están cargando en sus baterías.
En los países en desarrollo, nuestros esfuerzos por integrar las economías emergentes en la infraestructura mundial de la calidad deben responder a varias preguntas clave. ¿Cuáles son los puntos fuertes y débiles de los países socios en cuanto a la calidad? ¿Cuáles son las exigencias de los usuarios de servicios de calidad, como la industria y los consumidores? ¿Qué recursos y sistemas podemos aprovechar? ¿Cómo podemos hacer que los resultados sean sostenibles a largo plazo?
Para ser realmente eficaces en la «vida real», nuestras iniciativas de cooperación deben conjugar el consenso global y soluciones a medida específicas para contextos únicos. No hay lugar para un enfoque único en nuestra búsqueda de la exactitud. Por ejemplo, los comerciantes de algunos mercados locales del África subsahariana siguen midiendo los volúmenes de arroz con latas de hojalata, que es lo que mejor se adapta a su contexto. En ese caso, nuestra misión no es sustituir un sistema que funciona. Más bien, tratamos de encontrar aquellos actores, casos y productos que tienen el potencial de fomentar el crecimiento económico o un ambiente más seguro si mejoramos su calidad. De este modo, pueden participar en la red comercial mundial. No se trata de reducir las barreras de acceso, sino de proporcionar las herramientas necesarias para «conectarse» a la infraestructura de la calidad reconocida internacionalmente.
Colaboración por la calidad
Tanto la metrología como la normalización son ingredientes esenciales de la infraestructura de la calidad. Así pues, la pura verdad es que esta infraestructura no puede funcionar sin Normas Internacionales. Desde ese punto de vista, las organizaciones internacionales como ISO, así como organismos nacionales de normalización como DIN, son para nosotros socios de cooperación obvios y necesarios. Normas como ISO 17025, por ejemplo, nos ayudan a probar y calibrar los instrumentos en los laboratorios de metrología. Otras, como ISO 17020, especifican los requisitos para la competencia, imparcialidad y coherencia de las organizaciones que realizan inspecciones.
Un nuevo asunto es la economía circular: en Colombia, estamos apoyando a nuestros socios en el desarrollo de una norma de producto para la «escoria negra», un subproducto de la producción de acero. Junto con las principales partes interesadas de la infraestructura de la calidad y la industria, se están definiendo los parámetros de la escoria y desarrollando métodos de medición para que la escoria pueda pasar de ser un subproducto a una «materia prima», por ejemplo, para la construcción de carreteras. También apoyamos a los institutos nacionales de normalización en su trabajo en el comité técnico ISO sobre economía circular (ISO/TC 323).
A un nivel superior, PTB e ISO llevan muchos años cooperando en pro del desarrollo sostenible en todo el mundo a través de medidas de capacitación comunes, actividades y eventos de concienciación, especialmente a través del equipo de Desarrollo de Capacidades. El reciente proyecto Standards Engage! por ejemplo, tenía dos objetivos principales: aumentar la implicación efectiva de las partes interesadas en el trabajo de normalización de los organismos nacionales de normalización; y mejorar el reconocimiento del valor y los beneficios de las normas por las partes interesadas de los sectores público y privado de países en desarrollo.
No tener zonas grises es todo un lujo. En PTB, nuestra misión es hacer de ese lujo un bien común. Sin embargo, para que esto ocurra, debemos mantenernos fieles a la verdad. En conjunto, la metrología y la normalización contribuyen a una infraestructura de la calidad reconocida internacionalmente que fomenta un desarrollo sostenible en términos de economía, sociedad y ecología. Integrarla en los cimientos del mundo moderno nos beneficia a todos y todas, en todas partes.