Bioenergía: Transformar la materia orgánica en energía

Imagina un mundo en el que sus restos de cocina y de jardín no solo sirven para descomponerse, sino que iluminan su hogar. Un mundo en el que los residuos de la explotación agrícola local no solo sirven para pudrirse, sino que alimentan su coche. No es ciencia ficción; es la prometedora realidad de la bioenergía, que está transformando nuestra forma de ver la energía y los residuos.

Durante milenios, los seres humanos hemos aprovechado el poder de la biomasa, al quemar madera para calentarnos y cocinar. Hoy en día, la bioenergía se ha convertido en una sofisticada fuente de energía que cubre un 10 % de la demanda mundial. Sorprendentemente, también representa la mitad de toda la energía renovable consumida en el mundo.*

Ahora que el cambio climático llama a nuestra puerta con creciente urgencia, la energía de la biomasa se erige como un faro de esperanza. No se trata solo de reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles; sino de reimaginar nuestra relación con los residuos y crear un futuro en el que la materia orgánica no se deseche, sino que se transforme en recursos valiosos.

La bioenergía no se limita a suministrar energía a nuestros hogares, también potencia nuestras comunidades, impulsa la innovación y dinamiza nuestro camino hacia un futuro sustentable. La revolución de la recuperación de energía ya está aquí, y es hora de participar en ella.

* Fuente: Informe de IEA Bioenergy de 2023

Índice

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¿Qué es la bioenergía?

La energía de la biomasa, o bioenergía para abreviar, es la propia central eléctrica de la naturaleza. Aprovecha la energía almacenada en la materia orgánica, incluidas la materia vegetal, los residuos animales e incluso los residuos sólidos urbanos. Es como hallar una forma de embotellar la luz del sol, porque eso es básicamente lo que hacen las plantas a través de la fotosíntesis. Cuando aprovechamos esa energía almacenada, desbloqueamos una fuente de energía renovable potente y versátil.

Pero aquí es donde la cosa se pone realmente emocionante. La bioenergía no es una solución unidimensional; puede aprovecharse de tres poderosas formas:

  • Calor para calentar nuestros hogares
  • Electricidad para iluminar nuestras ciudades
  • Combustibles líquidos para propulsar nuestros vehículos

Esta versatilidad convierte a la bioenergía en un contendiente de peso en el campo de las energías verdes.

Tipos de recursos bioenergéticos

Los recursos bioenergéticos proceden de diversa materia orgánica, siendo la madera y los residuos de madera (como las astillas y el aserrín) la fuente más importante. Sin embargo, el panorama de la energía de la biomasa es mucho más amplio. Comprende residuos agrícolas como el rastrojo de maíz, la paja de trigo y las cáscaras de arroz, que suelen sobrar tras la cosecha y pueden reutilizarse para producir energía.

Los cultivos energéticos, cultivados específicamente para la producción de biocombustibles, también desempeñan un papel vital. Algunos ejemplos son el pasto varilla y el miscanthus, conocidos por su alto rendimiento y sus bajos requisitos de insumos. Además, los residuos orgánicos, como los restos de comida y los residuos de jardinería, pueden transformarse en bioenergía, lo que ayuda a reducir los residuos de los vertederos al tiempo que se genera energía renovable.

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¿Es renovable la bioenergía?

La respuesta corta es: Sí. La energía de la biomasa se considera renovable porque procede de fuentes orgánicas. A diferencia de los combustibles fósiles, que tardan millones de años en formarse, las fuentes de bioenergía pueden cultivarse, cosecharse y volver a crecer en pocos meses o años.

Pero aquí está la trampa: tenemos que seguir las reglas de la naturaleza. Si talamos los bosques más rápido de lo que pueden volver a crecer, o si desbrozamos vastas extensiones de tierra para cultivos bioenergéticos, lo que hacemos es crear un sobregiro ecológico. La clave para que los recursos bioenergéticos sigan siendo realmente renovables es una gestión responsable. Se trata de hallar ese equilibrio que nos permita utilizar nuestros recursos naturales sin abusar de ellos.

¿Cómo funciona la bioenergía?

¿Se ha preguntado alguna vez cómo puede iluminar su hogar un montón de hojas o un montón de aserrín? La producción de bioenergía implica la conversión de la biomasa en formas de energía utilizables, lo que puede ocurrir a través de varios métodos:

  • La combustión directa es el método más sencillo de producción de bioenergía. Consiste en quemar materia orgánica, como astillas de madera, tallos de maíz o incluso cartones usados. El calor generado se puede utilizar directamente para calentar espacios, hervir agua o crear vapor para hacer girar turbinas y generar electricidad.
  • La digestión anaeróbica es la forma que tiene la naturaleza de descomponer la materia orgánica en un ambiente sin oxígeno. Los microorganismos se ponen manos a la obra para producir biogás (una mezcla de metano y dióxido de carbono) que puede utilizarse para cocinar, calentar y propulsar vehículos.
  • La conversión termoquímica transforma la materia a nivel molecular mediante un par de procesos. La gasificación consiste en calentar la biomasa a temperaturas de 700 °C o más con una cantidad controlada de oxígeno. El resultado es el gas de síntesis, una mezcla de gases combustibles que se puede utilizar para generar electricidad, producir calor o sintetizar combustibles líquidos. La pirólisis calienta la biomasa en ausencia total de oxígeno, lo que produce una triple oferta de bioaceite, gas de síntesis y biocarbón.

Plantas bioenergéticas de alta tecnología

Estos procesos bioenergéticos se llevan a cabo en instalaciones de vanguardia diseñadas específicamente para cada método, conocidas como plantas bioenergéticas. Estas plantas innovan constantemente, al explorar nuevas formas de optimizar y aprovechar los recursos bioenergéticos. He aquí un desglose de dónde tiene lugar cada proceso:

  • Centrales de biomasa: estas instalaciones son como gigantescas hogueras de alta tecnología que queman biomasa para generar electricidad a gran escala. Con tecnología punta y eficientes turbinas de vapor, estas centrales convierten las astillas de madera en vatios, lo que minimiza las emisiones.
  • Plantas de biogás: imagínese una bulliciosa ciudad de microorganismos, que trabajan las 24 horas del día y los 7 días de la semana para convertir sus sobras en energía. Una planta de biogás es eso. Estas instalaciones proporcionan el ambiente perfecto sin oxígeno para que «mastiquen» los residuos orgánicos y produzcan biogás. Este combustible invisible puede calentar su hogar, hacer funcionar su estufa o incluso su coche.
  • Biorrefinerías integradas: imagínese un lugar capaz de convertir un árbol en combustible para su coche, productos químicos para su champú y electricidad para su hogar, todo al mismo tiempo. Estas plantas bioenergéticas avanzadas no se limitan a un solo producto, sino que producen múltiples (biocombustibles, bioquímicos y electricidad) a partir de materias primas de biomasa.

Aprovechar la bioenergía: aplicaciones reales

Veamos cómo la bioenergía está cambiando el mundo que nos rodea. Atrás quedaron los días de los fuegos humeantes. Los sofisticados sistemas de biomasa actuales, como las elegantes estufas de pellets de madera, ofrecen un calor limpio y eficiente que hace olvidar las estufas tradicionales. Las industrias, especialmente la papelera y la de pulpa de papel, están convirtiendo los residuos en energía, al transformar el aserrín en ahorro.

A mayor escala, la energía de la biomasa se está haciendo un hueco en la generación de electricidad. En plena expansión mundial, las plantas bioenergéticas producen actualmente importantes cantidades de energía y calor. La central eléctrica de Drax, en el Reino Unido, antaño un gigante consumidor de carbón, ha experimentado una transformación ecológica y ahora suministra energía a millones de hogares gracias a la quema de pellets de madera. Los autobuses urbanos de todo el mundo también se están pasando a la bioenergía, al funcionar con biodiésel y bioetanol, lo que los convierte en los «buenos estudiantes» del transporte público, ya que reducen las emisiones.

También se vislumbran en el horizonte nuevas y apasionantes aplicaciones de la bioenergía. En las biorrefinerías, los científicos crean alternativas ecológicas a los productos derivados del petróleo, al convertir los cultivos en sustancias químicas mejores para el planeta. Se trata de una revolución bioenergética, en la que los residuos se convierten en riqueza y allanan el camino a nuevas oportunidades económicas y de sustentabilidad.

Ventajas e inconvenientes de la bioenergía

La bioenergía es un poderoso contendiente en la carrera por la energía sustentable, que aporta una plétora de beneficios, pero también algunos desafíos. Veamos qué hace de la bioenergía una opción tan interesante:

  • Beneficios ambientales: al sustituir a los combustibles fósiles, la bioenergía está reduciendo las emisiones de dióxido de carbono en todos los ámbitos, desde la energía que consumimos en nuestros hogares hasta el combustible de nuestros coches. Cuando se obtiene de forma sustentable, la biomasa puede formar parte de un ciclo neutro en carbono, lo que significa que el CO2 liberado durante la producción de energía lo recapturan las plantas en crecimiento.
  • Gestión de residuos: la energía de la biomasa ofrece una solución eficaz para gestionar los residuos orgánicos que normalmente acabarían en los vertederos. Al convertir estos residuos en energía, la bioenergía ayuda a reducir las emisiones de metano procedentes de la materia orgánica en descomposición, lo que convierte un posible problema ambiental en un valioso recurso.
  • Beneficios económicos: el sector de la bioenergía es también un importante creador de empleo, especialmente en las zonas rurales. Al proporcionar una fuente de ingresos adicional a los agricultores y ganaderos y los propietarios forestales, las iniciativas de bioenergía también pueden contribuir a diversificar y reforzar las economías locales.
  • Seguridad energética: a diferencia de los combustibles fósiles, que a menudo se importan y están sujetos a la volatilidad de los precios, la biomasa se puede obtener localmente. Este podría ser nuestro billete hacia la independencia energética, que nos permita tomar las riendas de nuestro futuro energético.

Aunque la energía de la biomasa es muy prometedora, no está exenta de desafíos. La eficiencia y el costo siguen siendo obstáculos importantes si espera competir con las fuentes de energía tradicionales. ¿La buena noticia? Los investigadores trabajan duro para nivelar estas áreas, pero aún queda mucho por hacer. La producción de bioenergía a gran escala puede plantear algunos problemas ambientales: cambios en el uso del suelo, impacto en los recursos hídricos y problemas de calidad del aire por la combustión de biomasa. Y no nos olvidemos de la seguridad. Al manipular biomasa, se deben seguir los protocolos de seguridad adecuados para evitar accidentes o la exposición a sustancias nocivas.

Normas sobre bioenergía: la clave para soluciones sustentables

¿Cómo podemos estar seguros de que esa bombona de biocombustible cumple rigurosos criterios de seguridad y calidad? Aquí es donde entran en juego las Normas Internacionales. Piense en la norma ISO 13065 como la columna vertebral del mundo de la bioenergía. Esta norma integral actúa como guía única para toda la industria, y abarca desde el impacto ambiental hasta la responsabilidad social y la viabilidad económica.

Pero no funciona sola: se apoya en todo un conjunto de normas especializadas. Por ejemplo, la serie ISO 17225 marca el listón para los biocombustibles sólidos, para garantizar que sus pellets y briquetas de madera cumplen los requisitos de calidad más exigentes. Por su parte, la norma ISO 20675 ofrece orientaciones cruciales para los biocombustibles líquidos, y la norma ISO 23590 garantiza que los sistemas de biogás sean seguros y eficientes. Juntas, estas normas están dando forma a nuestro futuro bioenergético, y fomentan el conocimiento y la experiencia que impulsarán la industria.

  • ISO 13065:2015Sustainability criteria for bioenergy
  • ISO 20675:2018Biogas production, conditioning, upgrading and utilization
  • ISO 23590:2020Household biogas system requirements: design, installation, operation, maintenance and safety

Impulsar el futuro de la bioenergía

El futuro de la bioenergía se perfila como una fuerza fundamental en nuestro camino hacia la sustentabilidad. Los biocombustibles avanzados están llamados a revolucionar el panorama energético, con las algas a la cabeza gracias a su rápido crecimiento y su potencial de alto contenido en aceite. Mientras tanto, las biorrefinerías se están transformando en instalaciones integradas que producen no solo biocombustibles, sino también bioplásticos y productos bioquímicos.

Pero eso es solo el principio. La inteligencia artificial se perfila como el profesional multitareas definitivo, al optimizar desde el crecimiento de los cultivos hasta los procesos de producción. En el ámbito local, las microrredes están llevando la energía a la gente, con sistemas de bioenergía por barrios que convierten los residuos de la comunidad en independencia energética. Y no hay que olvidar la poderosa alianza que se está formando entre la bioenergía y otras energías renovables como la solar y la eólica.

Mientras miramos en la bola de cristal de la bioenergía, una cosa está clara: el futuro no consiste solo en sustituir los combustibles fósiles por energía renovable. Se trata de replantear toda nuestra relación con la energía y los residuos. Así que, la próxima vez que tire la piel de un plátano o corte el césped, recuerde: no es un residuo. Lo que tiene delante es el futuro de la energía.